Un viaje sin retorno hacia la sostenibilidad y la circularidad
Se estima que el mercado de ropa de segunda mano facturará 350.000 millones de dólares en 2027, superando las ventas de la fast fashion.
Cámarabilbao
En un mundo en el que la producción masiva de ropa está en pleno apogeo, surge un cambio cada vez menos silencioso y cada vez más radical: la moda circular. A medida que la conciencia sobre el impacto ambiental y social de la industria de la moda crece, el movimiento slow fashion cobra fuerza, promoviendo un enfoque ético y respetuoso del sector textil.
Ante la mentalidad de usar y desechar, las personas consumidoras apuestan por un ciclo continuo de ropa en el que aprovechar al máximo las prendas, antes de considerar su descarte. Así, la popularidad de la segunda mano y el alquiler para ocasiones está transformando los códigos de compra y vestimenta.
El auge de las apps de compraventa, que favorecidas por la inflación permiten a las personas continuar con sus hábitos de consumo pero invirtiendo menos dinero, así como la incorporación de grupos de fast fashion a estas líneas de negocio pone de manifiesto que ya no se trata, simplemente, de seguir las últimas tendencias, sino de comprar conscientemente: usar con cuidado, revender, reutilizar y repetir.
Un cambio de paradigma que, además, influye en la relación emocional que se construye con la ropa. Las personas buscan una conexión más profunda con lo que adquieren y desean conocer la historia detrás de cada pieza. Un deseo que lleva implícita la necesidad de mayor transparencia por parte de las marcas.
Impulsadas por las políticas de las administraciones, las grandes firmas y compañías textiles adoptan prácticas más sostenibles, involucrando a todos sus agentes. También a la ciudadanía que, lejos de culpabilizarla, trabajan para capacitarla y empoderarla en la toma de decisiones informadas y responsables.
Contribución al medioambiente, relaciones consolidadas con las personas usuarias y nuevas oportunidades de negocio aún por explorar. La moda circular es más que la última tendencia de pasarela, es un compromiso con un estilo de vida en el que la durabilidad, el significado y la atemporalidad tienen más valor que los must de cada campaña.
Algunas cifras sobre esta tendencia:
- 76% de personas primerizas en el mercado de la ropa usada que incrementarán su inversión en este tipo de moda en los próximos cinco años, según un informe de Samy Alliance.
- 350.000 millones de dólares que se estima que facturará el mercado de ropa de segunda en 2027, superando al fast fashion, como recoge el informe realizado por la compañía ThredUp.
- 800 millones de perfiles registrados en al app de compraventa Vinted a nivel global, que ya está presente en 18 mercados.
- 60% porcentaje de afirmaciones falsas en materia de sostenibilidad de marcas de moda, según el informe de la fundación Changing Market de UK.
La ostentación de marcas y la obsesión por la logomanía está dando paso a una moda más discreta y minimalista en la que la ropa habla por sí misma, sin necesidad de una exhibición excesiva.
Un cambio de mentalidad que ha dado lugar a una serie de términos como Old Money, Quite Luxury y Stealth Wealth, que dominan las principales búsquedas del sector. Conceptos que, aunque ahora resurgen para acompañar a un modelo de consumo más responsable, tienen su origen en 1900 y evidencian la naturaleza cíclica de la moda y su capacidad de reinvención.
Sin embargo, es innegable que esta tendencia coexiste con la presencia de marcas y grandes grupos extremadamente baratos que lanzan de manera constante nuevas coleccione masivas, desafiando el desarrollo sostenible. Y aquí, la responsabilidad desempeña un papel crucial.
La moda sigue siendo un medio poderoso para expresar la identidad y la conexión con la realidad, lo que subraya la importancia de tomar decisiones de manera consciente y reflexiva. Sólo al ser conscientes del impacto de nuestras acciones, podremos liderar el cambio.
No obstante se está dando en los últimos tiempos un hecho llamativo como es la aparición de la Fast Fashion de segunda mano.
También resulta interesante la iniciativa impulsada por el Ministerio de Medioambiente de Francia que ha puesto en marcha el programa “Bonus Réparation” con el objetivo de animar a la ciudadanía y empresas francesas a sumarse al programa de reparación de ropa y calzado.
Con este bonus, las personas que lleven a reparar su ropa y zapatos podrán obtener un reembolso de hasta 25 euros del coste de la reparación. Asimismo, la administración busca reanimar este tipo de negocios desde la vinculación de las empresas.
Para participar en “Bonus Réparation”, los zapateros y sastrerías tienen que registrarse en la plataforma Refashion y recibirán una certificación, que deberán poner en sus negocios para indicar su participación en el programa.
En relación a como esta tendencia está comenzando a ser regularizada, la Comisión Europea ha fijado un marco para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico en productos sostenibles que se comercialicen en la Unión Europea.
Si quieres conocer algunos ejemplos de la fast fashion de segunda mano o ampliar información sobre el nuevo pasaporte digital de productos (DPP) que va a implantar Europa consulta la versión completa del artículo en el último Informe de Tendencias en Comercio elaborados por Enfokamer, Observatorio del Comercio de Euskadi, entidad perteneciente al Departamento de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno Vasco.