El desafío de la cooperación interregional para la competitividad del Arco Atlántico
Las características estructurales del Arco Atlántico muestran un territorio periférico, alejado de los ejes de mayor crecimiento y con una mala conectividad.
Usue Lorenz y Mari José Aranguren
Orkestra
El impulso de la competitividad y bienestar en el contexto competitivo actual otorga una mayor relevancia a las regiones (véase el libro Handbook of Regions and Competitiveness, de Huggins and Thompson, 2017). Ello obedece, entre otros aspectos, a que los factores de competitividad han cambiado, y demandan en la actualidad respuestas más contextuales que en décadas anteriores. Las fuentes sobre las que construir ventajas que supongan una diferenciación territorial han cambiado, y se basan muy especialmente en el conocimiento y en las capacidades de las personas, especialmente la capacidad de aprender e innovar. Así, las regiones son clave en el impulso de estrategias de competitividad singulares y específicas basadas en las capacidades y fortalezas regionales. Un ejemplo de este tipo de estrategia es la política de innovación impulsada por el Gobierno Vasco desde los años 80 focalizada en generar capacidades arraigadas en el territorio difíciles de imitar y de carácter acumulativo, a través de, en un primer momento, la creación de capacidades tecnológicas en la industria y, posteriormente, la diversificación de la economía basada en la I+D.
Sin embargo, en un contexto de competencia global, el progreso económico y social de las regiones no depende sólo de sus propias capacidades, sino también de la capacidad de colaborar y trabajar las sinergias con otras regiones que comparten retos comunes. Así, junto al creciente liderazgo de las regiones en el impulso de la competitividad, la cooperación interregional emerge como un aspecto clave para competir globalmente. Cooperación interregional significa que empresas, gobiernos, centros de conocimiento e incluso la sociedad civil de diferentes regiones colaboren en iniciativas conjuntas con el objetivo expreso de obtener beneficios mutuos.
El diagnóstico de competitividad de las regiones europeas que conforman el Arco Atlántico realizado por Orkestra y presentado en la Conferencia de Cámaras de Comercio del Arco Atlántico en junio identifica una serie de retos y oportunidades compartidos por estas regiones:
- Mejorar su conectividad y capacidad de influir.
- Fortalecer las capacidades de diversificación y emprendimiento.
- Dirigir la innovación hacia los ámbitos de sostenibilidad.
- Enfrentar el reto demográfico.
- Trabajar para seguir siendo un territorio atractivo.
Estos retos surgen de la necesidad de superar las dificultades asociadas a las características estructurales de este territorio y mejorar sus resultados de competitividad y bienestar.
Las características estructurales del Arco Atlántico muestran un territorio periférico, alejado de los ejes de mayor crecimiento (a nivel global el Pacífico y en Europa un desplazamiento hacia Europa del Este) y con una mala conectividad con los principales centros de decisión; una baja capacidad de influencia derivada de su tamaño -supone aproximadamente el 4.5% de la población de la UE-27-; una clara tendencia hacia el envejecimiento de la población y bajas tasas de natalidad; y, una estructura productiva especialmente industrial y con un mayor predominio de empresas pequeñas respecto al resto de la UE-27.
Los resultados de competitividad y bienestar muestran un territorio que si bien presenta buenos niveles de bienestar de sus habitantes (en términos de salud, educación, calidad del aire y niveles de pobreza de sus habitantes), debe mejorar sus resultados económico-empresariales. Estos resultados reflejan un territorio con diferencias importantes en la capacidad de generar riqueza de sus distintas regiones; con tasas de desempleo superiores a la media de la UE-27; niveles de productividad y un porcentaje de pymes innovadoras inferiores a la media de la UE-27; y, una inversión Directa Extranjera inferior a otras regiones españolas.
Para mejorar la competitividad de las regiones que conforman el Arco Atlántico (formado en su totalidad por las regiones de cinco Estados – Portugal, España, Francia, Reino Unido e Irlanda -, que comparten una conexión con el litoral atlántico), incluido Euskadi, urge trabajar en cooperación para aprovechar las oportunidades y enfrentar los retos comunes más allá del marco de las fronteras regionales y nacionales de este territorio. Por ejemplo, completar el corredor atlántico ferroviario, fortalecer la cooperación entre los puertos marítimos, o impulsar el mapa de las interconexiones verdes son algunos de estos retos compartidos que se pueden abordar de manera conjunta.
Cooperar significa también conectarse a diferentes niveles: empresa, instituciones, centros de investigación y ciudadanía. A nivel institucional, gobiernos y agentes sociales ya vienen trabajando esta conexión para el impulso de la cohesión económica, social y territorial en base a recursos compartidos e intereses comunes. Por ejemplo, la Comisión del Arco Atlántico, trabaja desde finales de los 80 en posicionar al territorio en la agenda de la UE y reforzar la cooperación entre las regiones.
Movilizar a las personas, empresas, agentes del conocimiento e instituciones es clave para mejorar el conocimiento y la capacidad de innovación y el reto ahora es trabajar la cooperación entre estos. Y es que, es en la interacción entre estos actores donde se produce, transmite y comparte el conocimiento necesario para innovar. Y para movilizar a estos actores y conectarlos a nivel interregional se necesita contar con su involucración y una inversión conjunta en ámbitos estratégicos clave que los movilice.
Y ese es el reto que las Cámaras de Comercio del Arco Atlántico se han propuesto abordar: la colaboración de las empresas para enfrentar de manera conjunta, el desarrollo de soluciones a retos y oportunidades compartidos. Las Cámaras del Arco Atlántico (en la Declaración de Bilbao del 21 de junio de 2023) se comprometieron a reforzar la colaboración intercameral para responder a los retos de competitividad del Arco Atlántico que mencionamos en párrafos anteriores. Y no son pocas las barreras a las que se enfrentan. Y es que, para impulsar la cooperación entre empresas es fundamental identificar los beneficios que dicha cooperación le puede aportar. Esta identificación de los beneficios que les puede aportar la colaboración no se da de forma espontánea, sino hay que facilitarla, construyendo espacios de colaboración donde se produzca un diálogo entre las partes para abordar los retos de competitividad compartidos de forma colaborativa. En el II Foro de Cámaras del Arco Atlántico celebrada en Porto este 2 de febrero, las Cámaras han avanzado en este camino. La aprobación de modelo de gobernanza de la red de Cámaras de Comercio del Arco Atlántico contempla la puesta en marcha de Grupos de personas coordinadoras de proyectos responsables de la puesta en marcha de proyectos en cooperación que respondan a los retos de competitividad de este territorio. Las Cámaras adoptan por tanto el rol de facilitación de procesos de colaboración para tratar de poner en marcha, con diferentes actores del territorio, proyectos concretos que aportarían beneficios tanto a las empresas como a los territorios que conforman el Arco Atlántico.
Es a partir de ahora en el que esta facilitación se enfrenta a retos como el de incorporar en la implementación de los proyectos de cooperación a los gobiernos regionales (en los casos que sea necesario, por ejemplo, en la mejora de las infraestructuras que nos conectan), asegurar la inversión y financiación necesarias para llevarlos a cabo o contar con el respaldo privado e industrial necesario, por mencionar algunos. El compromiso de colaboración interregional va a ser fundamental para reforzar la competitividad y el bienestar de las regiones del Arco Atlántico.
Puedes leer el artículo original de Orkestra. Instituto Vasco de Competitividad accediendo aquí.
Usue Lorenz, Facilitadora de investigación de Orkestra
Mari José Aranguren, Directora general de Orkestra