Adiós al despilfarro: los comercios deberán adaptarse a la nueva Ley de Desperdicio Alimentario

Supermercados, tiendas de alimentación y hostelería afrontan cambios obligatorios con la nueva normativa, que exige donaciones, rebajas en productos próximos a caducar y estrategias de prevención.

Adiós despilfarro comercios adaptarse nueva Ley Desperdicio Alimentario

31 marzo, 2025|Categorías: Comercio|

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Paso adelante importante en la lucha contra el despilfarro de alimentos con la recientemente aprobada Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. Esta normativa centrada en la sostenibilidad del sistema alimentario, impone nuevas obligaciones a todos los eslabones de la cadena alimentaria. Entre los sectores que deberán adaptarse con rapidez y precisión está el del comercio de alimentación: supermercados, tiendas, grandes superficies y pequeños negocios.

Esta norma busca reducir un 50% del desperdicio per cápita en el comercio minorista y el consumo para 2030, lo que implica un cambio profundo en la operativa diaria de los establecimientos que venden alimentos. Desde la gestión del stock hasta la exposición del producto, pasando por políticas de precios, convenios sociales y nuevas formas de atención al cliente, la ley entra directamente en la cocina del sector.

Nuevas reglas, nuevas rutinas

Uno de los pilares fundamentales de la ley es la obligatoriedad de elaborar un Plan de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario. Este documento debe incluir un análisis detallado de los puntos críticos donde se generan pérdidas y las medidas específicas para evitarlas. La planificación logística, la previsión de demanda y la coordinación con proveedores se convierten en claves para cumplir con esta exigencia.

Además, los comercios deberán seguir una jerarquía en el aprovechamiento de los productos que no se vendan. Según se establece, la prioridad absoluta es la donación. Los alimentos que sigan siendo aptos para el consumo no podrán desecharse sin más. La ley exige su canalización de donaciones de alimentos hacia bancos de alimentos, ONG y entidades sociales, promoviendo así una red solidaria de aprovechamiento.

Cuando la donación no sea viable, los productos podrán transformarse en otros bienes (como zumos o conservas), usarse como alimento para animales o, como último recurso, destinarse al compostaje o la producción de biocombustibles.

Rebajas, “productos feos”, nuevas oportunidades y sanciones

Otro cambio visible para los comercios será la obligación de ofrecer productos con fecha de consumo próxima a precios reducidos. Esta medida no solo busca reducir el desperdicio, sino también abrir oportunidades de compra más económicas para los consumidores.

De hecho, productos que hasta ahora eran apartados por no tener un aspecto “perfecto” —como frutas con formas irregulares o envases ligeramente dañados— pasarán a tener un nuevo protagonismo. Los conocidos como “productos feos” tendrán que ser comercializados a menor precio, siempre que sigan siendo seguros para el consumo.

Esta medida también abre la puerta a iniciativas de marketing verde y responsabilidad social que pueden mejorar la imagen del comercio. Mostrar compromiso con el aprovechamiento alimentario no solo evitará sanciones, sino que también puede generar fidelización del cliente y diferenciación en un mercado cada vez más consciente.

La ley no se queda en recomendaciones: establece un régimen sancionador que puede suponer multas de hasta 500.000 euros en los casos más graves o reiterados. Las infracciones leves (por ejemplo, no tener un plan de prevención actualizado) pueden conllevar multas de hasta 2.000 euros, mientras que las infracciones graves (como desechar alimentos aptos sin intentar su aprovechamiento) pueden llegar a los 60.000 euros.

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