Los retos de la slow fashion
La sostenibilidad es identificada por el 73% del sector de moda como la principal tendencia dentro del negocio en España y la slow fashion como la segunda para un 35% de las empresas.
Cámarabilbao
El modelo de consumo vigente nos arrastra hacia una forma de entender la moda como algo fugaz y transitorio. Es precisamente esta sensación de prontitud la que nos empuja a adquirir prendas de forma compulsiva.
En 2008, una profesora de la Universidad de las Artes de Londres llamada Kate Fletcher, acuñó el concepto de Slow Fashion (seguramente sin saber la gran influencia que tendría su aportación al mundo de la moda). Con este término, la activista inspiradora, buscaba resaltar la importancia de aunar moda y diseño con sostenibilidad y ética del trabajo. Hoy ese concepto ha dado la vuelta al mundo impregnando las conciencias de diseñadores y artistas del ámbito de la moda.
Por su parte las nuevas generaciones tienen un vocabulario alrededor de la moda que sus predecesores no usaban. Términos como slow fashion, un enfoque de la moda en el que se tienen en cuenta los procesos y recursos necesarios para fabricar la ropa respetando el entorno; moda circular, prendas que se utilizan durante el mayor tiempo posible, a través de la reutilización y el reciclaje, o upcycling, aprovechar productos, residuos o materiales de desecho con el objetivo de fabricar nuevos productos o materiales de mayor calidad, eran completos desconocidos hace unos años, pero ya forman parte del lenguaje de muchos consumidores y cada vez más marcas.
También la industria empieza a concienciarse poco a poco. Según una encuesta realizada en julio de 2020 entre las empresas del sector de la moda, la sostenibilidad fue identificada como la principal tendencia dentro del negocio en España (para el 73%), y la slow fashion se situó en segunda posición con aproximadamente el 35% de las respuestas. No es de extrañar, teniendo en cuenta que la propia legislación ha empezado a adoptar medidas en este sentido. En marzo, por ejemplo, la Unión Europea puso en marcha una serie de medidas energéticas dentro del Pacto Verde Europeo para limitar la moda rápida a través de propuestas para hacer que las prendas confeccionadas en el territorio sean más duraderas, reutilizables, reparables y reciclables.
Slow fashion, un enfoque centrado en los procesos y recursos
La slow fashion es lo contrario de la moda rápida. Abarca una conciencia y un enfoque de la moda que tiene en cuenta los procesos y los recursos necesarios para fabricar la ropa. Aboga por la compra de prendas de mejor calidad que duren más tiempo, y valora el trato justo de las personas, los animales y el planeta a lo largo del proceso.
Esta tendencia se opone al modelo de moda rápida que surgió hace unos 20 años, en el que la ropa se abarató y los ciclos de las tendencias se aceleraron. Algunas marcas muy conocidas queman muchas toneladas de prendas no vendidas al año, a pesar de los continuos esfuerzos de sostenibilidad para cerrar el círculo de la moda, está claro que esta filosofía es una parte necesaria del movimiento en su conjunto.
La slow fashion de hoy en día pide recuperar viejas costumbres. En primer lugar, nos pide que demos un paso atrás y decidamos si realmente necesitamos algo nuevo, o si podemos buscar en nuestro armario alguna pieza olvidada que quizá sólo necesite una pequeña reparación. Primar la calidad sobre la cantidad.
Esta tendencia ha recibido un apoyo creciente en los últimos años, ya que los consumidores exigen normas éticas y de sostenibilidad más estrictas. El 19% de las principales búsquedas relacionadas con la slow fashion están relacionadas con el medio ambiente, la ética y la sostenibilidad. A medida que aumenta la concienciación y la popularidad, el planeta y todos sus habitantes están llamados a beneficiarse de este enfoque más lento y considerado de la moda.
Si quieres ampliar esta información y conocer cuales son las principales características de una marca de slow fashion consulta la versión completa del artículo en el último Informe de Tendencias en Comercio elaborados por Enfokamer, Observatorio del Comercio de Euskadi, entidad perteneciente al Departamento de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno Vasco.