Nueva normativa de registro de viajeros: retos y críticas del sector turístico ante su aplicación
Hoteles y agencias de viajes enfrentan dificultades operativas y costes adicionales para cumplir con los requisitos de la nueva ley que entró en vigor el pasado mes de diciembre.
Cámarabilbao
El sector turístico se encuentra en el centro del debate tras la entrada en vigor de la nueva normativa de registro de viajeros el pasado mes de diciembre, una medida que busca reforzar la seguridad y el control administrativo en alojamientos turísticos. Sin embargo, lo que en principio se planteó como una herramienta para modernizar y estandarizar los procedimientos, ha generado una ola de críticas y preocupación entre los profesionales del turismo.
La normativa, que afecta a hoteles, apartamentos turísticos, campings y cualquier tipo de alojamiento que reciba viajeros, ha obligado a los establecimientos a registrar los datos de los huéspedes de manera digital y en tiempo real. Esto incluye información personal como nombre, apellidos, documento de identificación, fecha de nacimiento, nacionalidad y fechas de estancia. Los datos deben ser enviados directamente a las autoridades competentes, como parte de un esfuerzo por mejorar la seguridad y prevenir actividades ilegales, como el terrorismo o el lavado de dinero.
El sistema, además, contempla la utilización de plataformas digitales que cumplan con altos estándares de protección de datos, exigiendo que los alojamientos adapten sus sistemas a estas nuevas herramientas. Esta digitalización también tiene como objetivo facilitar el acceso a la información por parte de las autoridades en caso de emergencias o investigaciones judiciales.
Críticas desde el sector turístico
La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) expresó su preocupación por el impacto de la normativa, calificándola de “excesivamente exigente” para muchos negocios del sector. Según la organización, el Gobierno debería haber proporcionado un periodo de transición más amplio y recursos de apoyo para facilitar la adaptación. También mostraron su descontento las agencias de viajes. Así, la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (ACAVE) ha destacado que los requisitos de registro afectan a la experiencia del cliente, especialmente en viajes organizados en grupo, donde gestionar grandes cantidades de datos en tiempo real resulta complicado.
El sector turístico ha insistido en los cuatro grandes problemas que ha generado la implementación del texto:
- Costes de adaptación: Muchos alojamientos, especialmente los pequeños negocios familiares, han señalado que la actualización de sus sistemas para cumplir con la normativa ha supuesto un gasto significativo, siendo a adquisición de software específico y la capacitación del personal inversiones que no todos los negocios pueden asumir con facilidad.
- Carga administrativa: La gestión de los datos de los viajeros en tiempo real supone un incremento en la carga de trabajo para el personal. En hoteles y agencias con altos volúmenes de clientes, este nuevo requisito está ralentizando los procesos de check-in y generando retrasos.
- Falta de claridad en la implementación: Algunos empresarios han denunciado que la normativa no especifica con suficiente detalle cómo deben cumplirse ciertos requisitos, lo que ha provocado confusión y errores. Además, las plataformas tecnológicas recomendadas no siempre han resultado ser compatibles con los sistemas ya existentes en los alojamientos.
- Riesgos legales y multas: La normativa incluye sanciones para los establecimientos que no cumplan con las nuevas exigencias. Sin embargo, los empresarios denuncian que los plazos para adaptarse han sido insuficientes, lo que aumenta el riesgo de incurrir en multas, incluso si los incumplimientos se deben a problemas técnicos o administrativos.
Pese a las críticas, el Gobierno defiende que la normativa es un paso necesario para modernizar el sector turístico y garantizar una mayor seguridad. Sin embargo, desde el sector insisten en que la medida ha sido implementada sin tener en cuenta las necesidades y realidades de los negocios, especialmente los más pequeños.